
Neuralgia de Trigémino
Se trata de un dolor paroxístico a menudo provocado por un estímulo externo en el territorio de alguna rama del trigémino, sin déficit neurológico. La neuralgia del trigémino, también llamada tic doloroso, es probablemente el dolor agudo más intenso conocido. Afecta a las regiones de la cara inervadas por el trigémino (V par craneal) siguiendo, de forma característica, la distribución que las ramas de este nervio realizan en su recorrido.
Es característico de la NT que el enfermo localice zonas de gatillo en el territorio del trigémino donde ante determinados estímulos o movimientos se desencadene el dolor.
En las NT que afectan a la región oral-auricular los estímulos habitualmente son motores como masticar, hablar, sonreír y con menos frecuencia los ataques se originan por estimulación sensitiva cutánea o sobre dientes y mucosa labial (ej. líquidos fríos o calientes). Cuando se trata del área nasal-periorbitaria las zonas gatillo se sitúan en las alas de la nariz, tercio externo del labio superior, canto interno del ojo, etc. y se desencadena la neuralgia por estímulos sensitivos cutáneos, cepillado de dientes, afeitado, sonarse.
La severidad de los episodios viene determinada por su rapidez en reproducirse y ésta depende de la facilidad con que son desencadenados.
Por este motivo, durante las crisis el paciente puede evitar cualquier gesticulación o contacto, incluso negarse a la anamnesis y exploración, lo cual constituye por sí sólo, un dato de interés.
En la medicina convencional se usan analgésicos, anti-inflamatorios, fisioterapia.
En el tratamiento del dolor podemos recetar el medicamento homeopático para ser administrado por vía oral o aplicarlo de forma mesoterapéutica. La Mesoterapia es un tratamiento localizado que consiste en aplicar microinyecciones no dolorosas de una medicación en dosis mínimas, a pocos milímetros de la superficie cutánea. Por las características del tejido intradérmico superficial, el medicamento permanece largo tiempo actuando en la zona donde se ha depositado sin pasar a circulación general y sin interaccionar con otros órganos o sistemas, consiguiéndose grandes efectos con mínimas dosis.
Antes de dar algún remedio el médico homeópata tomará los síntomas y los repertorizará para arribar al medicamento específico al caso. Es posible realizar un tratamiento homeopático de fondo que apunte a evitar que el cuadro reaparezca en el futuro y esto puede lograrse tomando los síntomas del cuadro local más las características emocionales y de personalidad del paciente para poder llegar al medicamento homeopático constitucional que desensibilice al paciente, recobrando el equilibrio energético perdido. También es posible tratar el cuadro agudo con medicamentos homeopáticos.
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